Las redes de telecomunicaciones son equipos de transmisión que pueden transmitir información con señales electromagnéticas u ópticas entre diferentes ubicaciones de forma analógica o digital. La información pueden ser datos de audio, de vídeo o de otros tipos. Las redes están basadas en infraestructuras de trabajo con cables o inalámbricas. Ejemplos de redes de telecomunicaciones típicas son la red fija de teléfono, la red de telefonía móvil, las redes de televisión por cable o Internet.
Para la transmisión de voz bidireccional se pueden utilizar diferentes tipos de redes telefónicas. En los inicios de la telefonía, la red telefónica estaba basada en el rendimiento y transfería las señales de voz mediante señales electromagnéticas, analógicas. Hoy en día las redes telefónicas son digitales y pueden estar construidas con cables (línea fija) o ser inalámbricas (red móvil). El establecimiento de la conexión entre los participantes ha evolucionado de ser estrictamente una operación por conmutación de circuitos hasta los sistemas de conmutación de paquetes.
Anteriormente las redes de telecomunicaciones para la transmisión de datos utilizaban muchos protocolos diferentes. A raíz del éxito de Internet, el Protocolo de Internet (IP) se ha ido estableciendo cada vez más como el protocolo estándar para la transmisión de datos. Hoy en día, casi todas las redes de datos operan sobre la base de IP. Los datos se comparten en estas redes mediante paquetes de datos individuales que llevan la dirección de destino y de origen. En los nodos de la red, las direcciones de destino son evaluadas por lo que se conoce como enrutadores, y los paquetes de datos se envían hacia el siguiente nodo en dirección al destino. En principio, los paquetes individuales pueden tomar diferentes caminos a través de la red y llegar al destino en tiempos diferentes. El sistema de destino los coloca de nuevo en el orden correcto.
El aumento del rendimiento de las redes IP, los cortos tiempos de latencia, los bajos valores de jitter y el gran ancho de banda hacen que las redes de datos sean adecuadas para aplicaciones en tiempo real en las que el tiempo es crítico, tales como la telefonía. Asimismo, las redes telefónicas, gracias a la tecnología de Voz sobre IP están casi completamente fusionadas con las redes de datos. Esto tiene la ventaja de que el operador solo tiene que operar una única infraestructura para la transmisión de voz y de datos. Para el usuario se proporcionan una serie de nuevas aplicaciones que ofrecen posibilidades de comunicación flexibles. De esta forma, los sistemas telefónicos pueden operar completamente basados en la nube. Los usuarios ya no necesitan tener su propio software de sistema y pueden utilizar todos los servicios de telefonía en cualquier lugar con acceso a Internet.